sábado, 22 de enero de 2011

Tiempo entreabierto al constante marchitar de los pétalos, tiempo derrochado en momentos amargos, tiempo roto a bocados y recompuesto con escombros.
Latir constante de tu existencia, vago recuerdo de las piedras que machacaron mi alma, leve volar de tu mano, valor de alcanzarte en la nada.
Pararme a redescubrir el elixir de tu aliento es gratificante, mas hallarme vacía en partes escondidas hace explotar mis vasos.
Vagando en circulos incompletos por las alturas del edificio del suicidio, apestar para no tener que huir pero conseguir la soledad, romper paredes, derribarte y pisarte para no dejar que me des nada.
No acepto el consuelo, no acepto el cuidado, no acepto halagos ni recompensas... Solo me reconforta el daño, el odio, el esfuerzo inutil, la derrota y la huida...
Rota en añicos, con astillas en el cuerpo y agujeros en mi alma...
Pero esto es la vida, no es más, ni menos, no es fácil, ni difícil, no es larga, ni corta, reconfortante a ratos, amarga otros, subes, bajas, caminas, te paras, corres, llamas, gritas, te escondes, te giras y te vas, vuelves, locura, serenidad, risas, lágrimas, vuelas, te caes, te levantas, amanece, madrugas, duermes, tiritas, sudas, sufres, amas, compartes, niegas, espantas, atraes, piensas, haces... VIVES.
Y dejar que alguien te enseñe, y dejar que te cojan de la mano, que te guien, que te cuiden, te abracen, te besen, te amen... Si no, no sería vida...

lunes, 17 de enero de 2011

Sí. Sigues ahí. Presente. Impoluto. Brillante. Efímero.
El eterno retorno a tus latidos son hoy mi único suplemento de aire, el llanto constante aclamado por mis lágrimas es motivo hoy de lluvias de invierno, el horizonte no se vislumbra fácilmente...
Tú. Único motivo.
Dentro del odio propagado a gritos, girando alrededor de la nada, perdiendome sin sentido, llena de nada, vacía de esperanzas, aullando a la luna cada noche, muerta en sueños, despierta en pesadillas.
A veces el no pensar da la respuesta. A veces el callar. A veces el dudar. Pero siempre el gritar, el desahogar la pena que ronda mis venas vacías de ti.
No encontrar respuesta es la pregunta a mis rencores, me oprimen el pecho, me asfixian en momentos en los que debería poder ser capaz de volar, pero no puedo tomar impulso, no quiero, no me atrevo... mis pies se han pegado a la tierra, a tus raíces, a tu semilla mal cultivada, a tu incendio eterno, a tus palabras malgastadas... a tu odio... a tu nada.
Ahogame en este charco para que pueda renacer pronto, en otra vida, sin ti... sin miedo...
Y pensar que un día llegarás, volverás y te reencontrarás con todo lo que fuiste y con lo que dejaste de ser. Que las tormentas que te envuelven en noches heladas se irán poco a poco, se te olvidará que existieron. Mas vendrán nuevas causas que te hagan temblar, que te estremecerán, que te harán retorcerte de dolor. Pero tu estarás ahí, fuerte siempre, segura, serena, constante, calmada, rebosante de ti, como siempre. Te adoro en extremo, como las espinas protegen a su flor, como un león a su manada, como madre, como amiga. No seas más que tu misma, no sufras por no entender la locura, no delires por estar al margen, no cruces calles a tientas, advierte el peligro pero arriesga a la mínima. No corras, no huyas, que seguirás ahí, no escapes nunca de ti. Eres un enigma, aún innacabado, no dejes que nadie llege a alcanzar el diamante que llevas guardado en ti, no lo enseñes, hasta que no sea necesario. Y entonces, un día llegarás, volverás, te reecontrarás conmigo, te veré, sonreíremos y un silencio llenará la habitación.

jueves, 13 de enero de 2011

BOLBORETA

Dudo del sabor metálico de la soledad, de la agonía del despertar vacía, de los malos sueños que me despiertan de madrugada, de las voces que me gritan que no arriesgue, de los tropiezos que voy dando, de las lágrimas que secas con tus manos, del suspiro que se encierra en la noche cuando te vas, de la nada y del todo, del tiempo, de la tranquilidad extrema, del exilio constante sin ti, de la oscuridad de no ver tus ojos, de un cuerpo que ha sido derribado y reconstruido tantas veces, dudo de mi a sabiendas que no debería.
Pero no es suficiente el dudar, pues mi incertidumbre no existe si puedo ver tu luz, excéptica consentida, no haces más que arrebatarme las dudas, destruir mis corazas y envolverme en húmedos paisajes que recrean el eden de dos cuerpos furtivos.
Me has encomendado la misión de revolotear con fuerza para no rozar el suelo, me has llenado de historias inacabadas, has dado cuerda al palpitar incesante de mi pecho, para que aunque algunos días parezca más fácil saltar por el precipicio del dolor, mis alas nunca me lo permitan, pues tú las pusiste a volar y mientras existas ellas saben que no deben parar.