sábado, 1 de septiembre de 2018

DANI



Dani es coger aire fresco y que entre por completo en mis pulmones. Aire que te recorre la columna vertebral, que te rodea el corazón y que se te acaba metiendo en las entrañas para terminar elevando tus comisuras bucales en una sonrisa. A veces ese aire consigue incluso llenar tus ojos de lágrimas que se evaporan con un suspiro. Ese aire, es Dani.

Dani es poesía, es un baile de dos náufragos que encuentran la orilla, es una danza de tribus en temporada de lluvias, es un grupo de niños jugando en el patio, es la lluvia, el sol y el viento a la vez. Dani es agua, es tierra y puede ser fuego.

No hay forma de describirlo con palabras, a Dani hay que sentirlo, hay que llevarlo dentro cómo lo llevo yo.

Reorganizando mi desastroso ordenador encontré esta entrada en mis borradores... 

Año 2010, imagino que en Salamanca... 

Perdidos, confusos, a veces no sabemos ni quien somos, confundidos, escondidos entre los restos de lo que un día fuimos, de lo que llegamos a ser, de aquello que marcó a otros y nos hizo ser quienes éramos, fuimos, somos...

A veces se nos olvida pero somos alguien, somos nosotros, somos todo lo que tenemos, lo más grande, somos personas que escuchamos, que miramos, observamos, vemos, hablamos, tocamos, sentimos, acariciamos, dudamos, queremos, amamos,... 

Somos grandiosos, tenemos una vida, nuestro mayor regalo. Aprovechemosla, y hagamos algo de lo que realmente nos sintamos orgullosos, sin gastarla, poco a poco, vivida intensamente, como si mañana fuese a terminarse en un instante, podría ser, pero mientras, ¡vivamos!

Sin miedo, con paso firme y adelante, podrás caer pero es más fácil levantarte la segunda vez...