Dani es coger aire fresco y que
entre por completo en mis pulmones. Aire que te recorre la columna vertebral,
que te rodea el corazón y que se te acaba metiendo en las entrañas para
terminar elevando tus comisuras bucales en una sonrisa. A veces ese aire consigue
incluso llenar tus ojos de lágrimas que se evaporan con un suspiro. Ese aire,
es Dani.
Dani es poesía, es un baile de
dos náufragos que encuentran la orilla, es una danza de tribus en temporada de
lluvias, es un grupo de niños jugando en el patio, es la lluvia, el sol y el
viento a la vez. Dani es agua, es tierra y puede ser fuego.
No hay forma de describirlo con
palabras, a Dani hay que sentirlo, hay que llevarlo dentro cómo lo llevo yo.
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