jueves, 26 de enero de 2012

BRISA

Corres más rápido de lo que sopla el viento, consigues elevarte en medio del huracan para dejar de rozar el suelo, bates una y otra vez tus alas, ansiando la llegada de la libertad prometida.
Una vez que consigues emprender el vuelo te das cuenta de todo lo que dejaste en tierra y te cuesta batir las alas cada vez más.
Tú has elegido el rumbo, no existe destino, puedes cambiar la dirección en cualquier momento, puedes regresar y nada habrá pasado... pero no lo haces.
Ahuyentas el resentimiento y la culpa, renuncias constantemente a la pena, te arriesgas con la locura, cedes a la pereza, te sientes ligero, veloz, una ráfaga de sonrisas te acompaña, estás cerca.... pero no puedes parar de batir tus alas, y sabes que no lo harás.

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